Los avances en la investigación de los tratamientos contra el SIDA, ha conseguido que la enfermedad deje de ser mortal y se haya convertido en crónica. Sin embargo, aunque las personas afectadas viven más, la infección acelera su envejecimiento y la aparición de enfermedades relacionadas con la edad, como la diabetes, insuficiencia renal, infarto, hipertensión, osteoporosis, etc. Además los fármacos antirretrovirales, con los que se trata la enfermedad, presentan numerosas interacciones con los medicamentos que se suministran para combatir la aparición de estas otras dolencias, lo que les resta efectividad y aumenta los efectos secundarios no deseados.